Las mujeres de hierro
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Estaba yo muy pequeña y fui víctima y cómplice de los actos abusivos de mi padre, era una pesadilla ver a mi mamá tirada en el suelo y no poder levantarla, sumisa y despreciada, sólo era una menos a los ojos de ese hombre que nunca me valoró, cuando mi mama no podía hacer la comida yo la hacía, limpiar las botas y lavar su ropa, no fui hasta los 15 años a la escuela, ya no me dio permiso y me consiguió un hombre para casarme y tener un poco de dinero, era Rodolfo un chico de 29 años, yo tenía 16 el día mi boda, quede embarazada desde pronto, tuve 3 hijos, el cual vivieron dos, el último murió en el parto, pues parecía una maldición que este hombre me trataba peor que a mi madre, he tenido tantas fracturas, me duelen mis huesos, y mi pesar más grande son mis dos hijas, puesto el varón murió, y me culpa todos los días con palabrotas y golpes porque no sirvo ni como mujer para darle un hombre, fue una noche larga que me quede esperando a que llegué mi señor esposo con mis hijas al llegar, veo a mis hijas con cara de horror y el papá borracho casi a punto de tirarse al suelo, pero aún así tenía fuerzas para pegarme, y romperme la botella en mi cara, prefería estar muerta, pero mi preocupaba el futuro de mis hijas, las había llevado a un prostíbulo y las vendió como si fuera mercancía, !dios mio! Yo decía dame fuerzas una señal, era mucho para mi llevar esta condena, sólo al saber cuando murió mi madre, hubo algo en mi que despertó y decidí cambiar mi sufrimiento y pensar de manera inteligente y justa como debo actuar y combatir este mal, me puse a leer, investigue mis derechos y controle desarrollando mis capacidades para lograr un objetivo cambiar mi destino, fue un impulso conocí a un buen hombre que litigaba en cortes y casos especiales pedí ayuda y me la dio sin cambio alguna, me convencí que podía hacerlo, deje de despreciarse y quererme por mis hijas, cuando me tome la tarea de entrar en acción se robó a mis hijas, pero no duró con ayuda profesional y de la gente buena del pueblo di con ellas, y yo que antes ni pintarme ni arreglarme podía me vestí como una reina y hacer valer lo que tenía mi puse enfrente de su cara repitiendo con alegría que al final habría justicia, el trató de ahorcarme era tanto su humillación como hombre hablarle una mujer así, pero por suerte el abogado, mi futuro marido me apartó de las garras de ese monstruo, mis hijas asustadas, fue mi gran batalla pero al final logre superarla, ahora ya estudian y llevan la vida que se merecen, me postule como diputada de mi pueblo gane, así empezó la lucha por los derechos de las mujeres, tenía el apoyo de un hombre de verdad, y al final me encargue de mi padre, no demostré nada negativo con el al contrario le di la oportunidad de reflexionar tratándolo con cariño, al final es mi padre y tal vez no tenga muchas emociones con el pero lo cuido porque es el ejemplo que quiero para mis hijas, dicen que la vida te da justicia tarde o temprano me entere que murió mi ex esposo de sobredosis, pero al final comprendía que no estaba sola en el camino sino escondida de mi misma, podemos ser valientes siempre y cuando estemos dispuestas a luchar a pesar de las consecuencia, mujer te digo esto a ti, ni con una mala palabra que rasguña o un pequeño golpe que tira un hombre en ti vale la pena aguantar, porque eso ni es amor ni es justo para ti .
