La vie chocolat (historias milagrosas)

La vie chocolat 

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Fui la niña fea y gordita de mi familia fui criada por mis tios, ya que papás no tenía, había muchas indiferencias con mis primos, más con mi prima, me hacían dormir en el cuarto de tv en un sillón, y debía limpiar la casa una vez a la semana a pesar de que teníamos sirvienta, con el tiempo fue mi mejor amiga, crecí y casi la reemplace, pero estudiaba y no me detenía, mi tía decía soy muy gorda y no cenaba, me acostumbre a comer chocolates en la azotea a la media noche, siempre estuve enamorada de un amigo de mi prima Axel, un chico extranjero, que decidió hacer su vida en América, aunque se veía que extrañaba Francia, pero a veces la vida no es precisa, cumplí 18 quise emanciparme pero mis tíos por crueldad no me dejaron, me salí de casa, me fui lejos a estudiar la universidad, recibí una beca en Oxford pero en Londres, quería olvidarme de una vida de cadenas, mi primer día fue una sorpresa pues en mi clase no era la única extranjera estaba Axel, me imaginó que su voluntad de sentirse en casa lo llevó más cerca, los ingleses son muy clasicistas pues por ser americana valía menos y peor no era la gran cosa, y era la burla en caso por no tener un acento perfecto, pero no era la única Axel por ser francés era menospreciado pues a pesar de ese fastidio para mi fue un comienzo, me adoptó una señora grande pero con mucha clase, me enseñó lecciones que jamás creí vivir, modales y vestímenta, su hija murió a mi edad creó que quería recompensar ese cariño, estuvo para darme consejos, me sentía tan feliz, deje esa imagen floja y mediocre, baje de peso y me convertí en una dama, como diría mi nueva mamá, así le decía a las señora que me adoptó, toda una princesa, logré graduarme con honores y me ofrecieron empleo, Axel estaba como un gran amigo, y nos costó separarnos antes de la gran fiesta me besó, y me dijo si hubiera tenido el valor de confesar su amor, pero siempre me vio tan alejada que sentía que si me lo decía todo lo perdía, yo sólo lo besé, en silencio demostré toda esa euforia que llevaba dentro de mi años, pero mis planes no había amor, preferí dejarlo así, fue una vida de éxito lo tenía todo, la mejor abogada internacional, viajé mucho, debo confesar me volví un poco déspota y adicta al trabajo, tanto que mi despertar fue la muerte de mamá, destrozada, caí en depresión me fui de Londres no quería nada que me recordará, me di cuenta que estaba sola cuando cenaba en un restaurante de París, muchas parejas y yo sola, así quería terminar mi vida, tengo 30 y no soy feliz, parece que olvidé más de la cuenta, y era la chispa de la aventura, cuando ya me iba, el mesero me trajo una copa de champán acompañada de una caja de chocolates en formas de rosas, pregunte quien manda, pero ya se había ido, días más tarde llegó la nostalgia y sólo quería dormir para siempre, salí de mi hotel, camine sólo por los jardines de luxemburgo, atravesaba la calle sin cuidado, llegue a un puente agotada y destrozada, con ganas de aventarme y ahogarme en mi desgracia por una vida sin propósito, cuando iba dejar todo una mano me detiene, me pide que no lo haga, era Axel el que no perdió paso mío, me dijo que la vida es una locura e injusta, pero es más injusto no tener mi amor con el, EH sido fiel a estos sentimientos inquebrantables, porque por ti mi búsqueda tiene sentido, tiene propósito, su felicidad soy yo, sino vivo porque el a de vivir, entonces me hizo una pregunta, que si lo amaba, no contesté, lo hizo varias veces, por no contestar, agarro mi mano y dijo siendo así lo último que quiero es morir a tu lado, le dije estas loco porque iba ser eso si soy poca cosa, el dijo que pueda que si pero soy demasiado para él no tenerme, y reflexioné y por fin entendí que lo que tanto buscaba, lo que más necesitaba, siempre lo tuve, y por pensar que había algo mejor que vivir, paso de lo peor, hasta que me casé con Axel, esa noche pusimos nuestro candado, con la promesa de amarnos para siempre, y con la lección más valiosa de mi vida que era una segunda oportunidad, me casé en Notre Dame, París fue y será siempre la ciudad luz, la ciudad del amor, y comenzamos un negocio, el de mis sueños una chocolatería la llamamos la vie chocolat,los mejores Chocolates de Francia para mi eran, y lo fueron.